Las Ficciones Tributarias o Fiscales

Estimado Lector,

Para el tema de esta entrega daré un contexto histórico para explicar mi especial interés en el concepto en cuestión. No tengo muy claro porque me convertí en Contador, pero si tengo más claro porque decidí convertirme en Fiscalista o Especialista Fiscal.

Cuando entre a PW (González Vichis) en Julio de 1997, entre por primera vez a la oficina ubicada en el D-18 del Edificio Losoles el video del link me hizo viajar en el tiempo:

https://www.mundoraiz.com/p/4952432-Oficina-en-Renta-en-Residencial-San-Agustin-OFICINA-EN-RENTA-LOS-SOLES-SAN-PEDRO-GARZA-GARCIA-, es de un anuncio de renta, se ve mucho de lo que recuerdo, en ese espacio estaban solo los equipos de Fiscal y Legal, a mano derecha estaba la oficina de Horacio Sánchez, a la izquierda la de Eduardo Méndez, al fondo las oficinas de Jorge Galindo y Patricia Bernal. En los pasillos estaban abogados como Luis Carlos Martínez Cardiel, Karla Méndez y Roberto Treviño, otros, fiscalistas como Víctor Espinosa, Gaby Gómez, Abraham Rodríguez Lira, Juan Carlos Valladares, Eduardo Sauceda, Fidencio Pérez, Jaime Espinosa, Mane y otros más.

Mi impresión era casi una Biblioteca, sentados en sus cubículos con sus mamparas encendidas, ensimismados en la lectura o análisis de alguna norma, elaborando una carta-opinión, una demanda, un recurso, un escrito, leyendo el diario oficial. Dicen que cuando llegas a Roma haz lo que hacen los Romanos, así que abrí el compendio dofiscal nuevecito que me acababan de dar y me dispuso a leer la Ley del ISR. No la había leído en la carrera, el Maestro Elías Bocanegra de Bemusa que nos orientó más a la práctica, a entender la ley aplicada en los cálculos, cuando leí el artículo 1 me resulto tan ajeno, como sino lo hubiera leído nunca, lo releí varias veces, no conseguía entender una sola oración, no entendía la diferencia entre la fracción II y la III, los conceptos de establecimiento permanente, fuente de riqueza me parecían tan exóticos.

¿Dónde me metí?, fue lo primero que pensé, lo segundo que pensé fue que no iba a durar mucho ahí. Había unos libros en estantes en las paredes llamados APIs, contenían algunas de las cartas emitidas a los clientes, leí una, era relacionada con gastos de viaje, hacía referencia al término viaje en la Real Academia de la Lengua Española (Institución para la cual siempre he tenido una gran fascinación), luego definía el término faja, después hacia una ilustración de la faja circundando los 50 kilómetros a que hace referencia el actual 28-V LISR, definía establecimiento del contribuyente, recuerdo cada palabra de esa carta a la fecha, fue mágico, quería ser capaz de hacer análisis como eso, de poder dominar no solo la Ley del ISR, Reglamentos, Reglas, otros cuerpos normativos, incluso referencias internacionales, tesis, sentencias, tener la capacidad de desentrañar el sentido de una norma, su propósito, también entender que podía estar fuera de su alcance.

En ese momento de mi vida me decidí convertirme en Fiscalista, no solo eso, venía de un impulso competitivo en la escuela, si decidía entrarle, no sería un jugador promedio, buscaría hacerlo bien, ubicarme en los top, ser un profesional reconocido y algún día, ser Director Fiscal.

Amé los cursos I, II y III en la Ciudad de México, en el curso I me traje el primer lugar a la oficina Monterrey después de muchos años de no haberlo hecho, había gente de todas las oficinas: CDMX, Puebla, GDL, Hermosillo, Edo de Mex. Curso II me traje el 2º lugar y en el curso 3, el 3º.

Amé las sesiones técnicas, me quedada impresionado de como se analizaban las Reformas Fiscales, también me di cuenta del costo que implicaba el ser Fiscalista: había que leer, no solo mucho, sino todos los días. Era una generación maravillosa, después de mi entraron personas que hoy son grandes amigos y colegas, con historias de éxitos, la mayoría Head of Taxes de sus respectivas empresas o con firmas propias, los Juniors con los que llegue a trabajar hoy son socios de la hoy PwC.

Recuerdo una experiencia con Luis Carlos, estábamos analizando un tema que ahora no recuerdo, repasamos los hechos, me contó una historia, me llevo por los fundamentos, al final me dijo, ¿estás de acuerdo en que es blanco?, dije: -sí-, acto seguido me dijo, pues no, es negro y luego me dio otro paseo por fundamentos y contándome otra historia. ¿Estamos de acuerdo en que es negro?, totalmente, respondí. La respuesta, pues no, es blanco y una seria de argumentos distintos a los de la primera ocasión para sostener que era blanco. Entendí el poder del conocimiento, la forma en que puede ser usado para defender a una u otra de las partes.

Después de este amplio contexto, entro en materia con el título de esta entrega: una de las figuras que más me fascina en lo Fiscal son las Ficciones Tributarias o Fiscales, entender su concepto desbloqueo conexiones cerebrales en mí, se dice que son “verdades jurídicas”, la realidad es que son simplemente falsedades, que no dejan de ser un gran invento en la construcción de normas tributarias, considero que la técnica legislativa ha abusado históricamente de la figura. Debo confesar que cuando entendí porque se crearon las ficciones y su relación con la figura de las presunciones (que, en mi opinión, no una figura distinta sino un tipo de ficción), hubo una especie de desencantamiento, como si una figura que se pudiera usar para el bien, se utilizará como un arma diabólica para hacer el mal.

Bajo el argumento de que las leyes deben ser abstractas y con el férreo objetivo de acotar espacios para la evasión, las distintas Leyes como el ISR, IVA, CFF están inundadas de ficciones, cada que se lee “para los efectos de…”, por lo regular se trata de una ficción, en algunos casos se trata de hacer acotamientos. La Ley del ISR tienen 215 artículos y 216 veces las palabras: “para los efectos…”, mayor número que la cantidad de artículos!

Haciendo a un lado el propósito de la figura, nunca deja de ser interesante analizar cada ficción, como la de los intereses, la de que de consideren personas morales, por ejemplo, que una Asociación en Participación (AenP) se considere una Persona Moral (PM), ¡un contrato una PM, Jesús sacramentado!, no solo eso, es susceptible de obtener un RFC y tributar por cuenta propia. Luego vienen los Fideicomisos, que puede ser empresariales o no, tributar por cuenta propia o ser “transparentes”, mamita querida, así o más difícil, como dicen los argentinos: ¡Que quilombo!

Habrá que decir que los mexicanos no somos los creadores de este invento ni el único país que lo usa, prácticamente existen en la mayoría sino es que en todas las literaturas fiscales de otros países.
En cuanto a la eficacia y correcto entendimiento de las ficciones, habrá que desentrañar su propósito y que tan bien el Legislador fue capaz de plasmarlo en el cuerpo normativo, en ocasiones las exposiciones de motivos transmiten un mensaje, pero la redacción de la norma en algunas ocasiones no refleja lo que al parecer que se quería decir. Las exposiciones de motivos se pierden en el tiempo, el texto de ley permanece en tanto no sea modificado.

Amén de que el artículo 5 del CFF señala que la aplicación de las leyes debe ser estricta, sin embargo en una cuestión hilarante, el propio artículo en mención necesita ser decodificado ya que para efectos de interpretación la misma norma acepta cualquier método de interpretación jurídica, lamentablemente el término las “otras disposiciones” y que en la parte relativa a aplicación estricta se haga referencia a sujeto, objeto, base, tasa o tarifa hacen que el artículo que se supone debe ser el pilar en la interpretación de normas fiscales nos deje más confundidos que Cantinflas.

Mi invitación en esta ocasión es en ser conscientes de cuando estemos en presencia de esta figura, su sentido, propósito, eficacia, su interpretación y correcta aplicación. Cuando hacemos el ejercicio de reflexión de lo que estamos leyendo o analizando, pasa de ser una lectura lisa y llana a un ejercicio mucho más analítico, exhaustivo y en la mayor de las ocasiones, incluso histórico.

Me gustaría conocer sus experiencias y opiniones en relación a esta figura de las ficciones.
Saludos.

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